La santidad contra el hartazgo

Santa Águeda es la patrona contra el cáncer de mama. Lo es porque era muy guapa pero muy piadosa y entonces un cónsul quería casarse con ella pero ella con dios y por el rechazo el cónsul la manda torturar cortándole los dos pechos con pinzas ardiendo. La iconografía cristiana la retrata con ambas mamas en una charola mientras Águeda las ofrece a quien la mira con esa resignación que solo puede mostrar aquel que vive con culpa. 

Santa Lucía es la patrona contra la ceguera. Lo es porque en el año 304 era muy piadosa y decidió entregarle su virginidad a dios (¿?) pero su madre la obligó a casarse y como ella no quiso entonces el gobernador de Siracusa al sur de Sicilia le dijo a unos guardias que le sacaran los ojos a manera de castigo. La iconografía cristiana la retrata con ambos ojos en una charola mientras Lucía los ofrece a quien la mira y ella también te mira porque todavía tiene ojos aunque los suyos te los ofrezca en una charola.

En las pinturas de Águeda no sabemos si conserva o no los pechos.

San Antonio Abad es el patrón contra los males de las mascotas. Lo es porque era un monje de Egipto que como buen monje se alejó de todo y de todos y llevó una vida de oración y penitencia en el desierto y hay tres posibles animales a quien se debe la devoción: 1) el cuervo que alimentaba a san Pablo y el monje lo encontró y lo enterró (al cuervo) y por eso también es santo de los sepulteros; 2) una jabalina que tenía a sus lechones ciegos y el monje los curó (¿?); 3) la misma jabalina pero en macho y como luego ese animal fue impuro para muchas religiones la iconografía cristiana lo retrata con el cerdo a sus pies porque el monje venció la impureza y vendió su Ferrari.

Los diabéticos no tenemos un santo. Hay varias devociones pero ninguna que pueda considerarse oficial. No hay templos dedicados a ese santo en los que podamos peregrinar. Se me ocurren varias razones de esta falla de la fe: la primera es porque como antes de la pandemia de obesidad la enfermedad solo le daba a niños pues era muy cruel y poco creíble que algún tirano del antiguo mundo matara al chiquillo y no solo eso le arrancara del vientre el órgano más feo y luego la iconografía cristiana retratara a un angelito con el páncreas en una charola. 

Seamos serios, el misticismo tiene límites. 

La segunda razón es porque el mayor síntoma de esa enfermedad es la orina imparable entonces la iconografía cristiana que aunque atrevida también era pudorosa pues le costó trabajo retratar alguna leyenda de un santo o una santa en pleno acto del vaciado de vejiga. La última es porque los diabéticos somos muy malos para organizarnos y entonces no encontramos un ritual para ir a pedirle a dios o exigirle una cura porque tenemos que estar midiendo lo que vamos a comer, detectando dolores extraños, picándonos en el abdomen o los brazos o las piernas entonces casi siempre estamos muy hartos como para todavía ir a buscar a otro harto que quiera ir a pedirle a dios que nos quite lo hartos. 

¿Cuál será el santo o la santa contra el hartazgo?

Comentarios

Entradas populares